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La enfermedad nos hace valorar la salud

(Heráclito de Éfeso, hacia 535 - 475 a.C.)

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La pasada pandemia del Corona Virus nos enseñó, de cerca, sus consecuencias destructoras. A lo largo de los siglos, los artistas han capturado el impacto devastador de las epidemias en sus sociedades, convirtiendo las enfermedades en protagonistas simbólicas y narrativas de sus obras. La enfermedad, más allá de ser una condición biológica, se manifiesta como un fenómeno cultural, político y espiritual.

Las grandes pandemias y patologías que han azotado a la humanidad —como la peste bubónica, la tuberculosis, la viruela y la sífilis— han inspirado a creadores de distintas épocas y estilos a reinterpretar el sufrimiento y la mortalidad. (De estas cuatro, actualmente, solo la viruela ha sido completamente erradicada). Estas enfermedades, en su constante amenaza, moldearon sociedades y dejaron profundas huellas en las obras de arte que intentaban encontrar sentido a la adversidad.

A través de las pinturas, puedes comprender cómo estas han actuado históricamente no solo como un registro del sufrimiento, sino también como un espacio para la reflexión, el consuelo y la trascendencia. Quieres acompañarme en este recorrido?

La peste bubónica

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Francesc Ribalta. San Roque. 124×60 cm. 1600-1610. Museo Bellas Artes. Valencia.

En el siglo XIV, casi un tercio de la población europea murió en un intervalo de solo cinco años. La causa fue una de las enfermedades más destructoras: la peste bubónica, causada por la bacteria Yersinia pestis, que fue descubierta por el suizo Alexandre Yersin en 1894. Se transmite principalmente a través de pulgas infectadas, que suelen vivir en roedores.

Entre los síntomas se encuentran la aparición de hinchazones o bubones del tamaño hasta de una pelota de tenis en las ingles, las axilas o el cuello. También se acompaña de dolores, vómitos y diarreas, y el ennegrecimiento de zonas de la piel, de ahí el nombre de peste negra. Europa sufrió varios episodios de esta enfermedad a lo largo de los siglos, siendo el último el de Marsella, entre 1720 y 1722, que causó 100.000 muertos.

San Roque fue un personaje venerado por los cristianos como protector contra esta enfermedad. Nacido en Montpellier a finales del siglo XIII, debió morir durante la gran epidemia que hubo entre 1347 y 1352. Su iconografía lo representa con un gran bubón en la pierna, y no en la ingle, como correspondería desde el punto de vista médico. Siempre va vestido de peregrino y le acompaña un perro. Según la leyenda, era el perro quien se encargaba de llevarle pan a diario en su retiro por no contagiar la enfermedad que él había contraído al cuidar a enfermos en su viaje de peregrinación a Roma.

El cuadro es de Francesc Ribalta (1565-1628), un importante pintor catalán del Barroco temprano que dedicó casi toda su obra a la iconografía católica. Su estilo, impregnado del claroscuro, confiere una dimensión psicológica y humana a las figuras que las hace cercanas a pesar de su divinidad. En este caso, el rostro es el de un hombre enfermo que muestra su vulnerabilidad sin dramatismo y del que se espera un rol protector.

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Kategorie Ideas sobre arte

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