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Las lectoras son peligrosas. Las artistas que las pintan también.

Todos los martes te cuento en este boletín noticias, curiosidades o secretos para acercarte al arte. Hoy trata de cómo la mirada femenina abre nuevos enfoques sobre el tema de las lectoras.

Estimada /o amante del arte,

"Leer es una de las grandes alegrías de estar solo, a solas con tu propia imaginación y la del autor". Así describe Elke Heidenreich la actividad que tantos artistas de todas las épocas y estilos han plasmado en sus obras, la mayoría con mujeres como protagonistas. Mujeres leyendo vestidas o desnudas, en la ventana o el jardín, en el sofá, el sillón o la cama. Aquí tienes algunos cuadros poco conocidos de mujeres a las que la historia les ha negado el lugar que merecen entre los impresionistas parisinos.

Una mujer a solas con su imaginación

Berthe Morisot (1841-1895) pinta a esta mujer leyendo en el paisaje. Aunque hace sol, no se ha dado cuenta de que su sombrilla no la protege y también el abanico que la defiende del calor yace perdido a su lado. Está absorta en su lectura y aislada de todo lo que ocurre a su alrededor. Ni siquiera oye el carruaje que pasa por el camino. A solas con su imaginación, la mujer lee.

La artista aparece como modelo en algunos cuadros de su cuñado Édouard Manet, pero no es aceptada por los impresionistas por el machismo de la época. Solo Edgar Degas y Claude Monet se diferencian del resto y tratan a las mujeres como iguales. Morisot mantuvo una fructífera correspondencia artística con Monet, pero no fue su alumna, como se ha escrito a menudo, sino que ya era una artista cotizada antes de conocerle. Su pincelada es muy libre y sabe iluminar muy bien sus obras. No se obsesiona con el detalle y su pintura es fresca y emotiva.

Una mujer informada y moderna

Mary Cassatt (1844-1926) era estadounidense, procedía de una buena familia y soñaba con ser pintora en Europa. Viajó a París con apenas 20 años acompañada de su madre, como correspondía a una señorita y en contra de los deseos de su padre. Como mujer, fue discriminada por los artistas parisinos y por la escuela de arte, que destinaba un espacio aparte para las mujeres. Desde muy pronto fue consciente de las diferencias de género.

Gracias a Edgar Degas pudo exponer con los impresionistas en varias ocasiones. Degas la pintó visitando el Louvre o probándose sombreros como la gran dama en que se convirtió y triunfó como artista. Aunque no se casó ni fue madre, sus motivos se centran en los gestos amorosos de las madres con sus hijos y en actividades cotidianas de las mujeres. Cassatt sabe pintar emociones y sentimientos y sus personajes son de carne y hueso. Katherine Kelso Cassatt, su madre y apoyo, es la protagonista de este cuadro. Está leyendo atentamente el periódico francés Le Fígaro con sus lentes, mientras su hija, orgullosa de tener una madre tan moderna y adelantada a su tiempo, la inmortaliza con gran maestría.

Una mujer ávida por aprender

Marie Bashkirtseff (1858-1884) nació en la actual Ucrania, aunque toda su obra la realizó en Paris, donde murió de tuberculosis con 25 años. Este autorretrato nos muestra una mujer que disfruta aprendiendo. Bashkirtseff era una persona superdotada, que hablaba cinco idiomas. Fue compositora, escritora, pintora y escultora. La publicación de su diario en 1887 fue un Best-Seller de su tiempo, aunque su familia había desvirtuado muchos pasajes. El original se publicó, por fin, en 2005.

A pesar de su enfermedad y su juventud, fue una artista muy prolífica. Su obra se ha silenciado, como la de otras mujeres artistas de su tiempo. Estudió en la Académie Julian de Paris, que era exclusiva para mujeres y la pinta en una de sus obras para que podamos imaginar ese ambiente. Aunque hay muchas lectoras en sus cuadros, en este autorretrato te muestra mucho de sí misma y del placer que siente al concentrarse en su libro. Su vestido negro se une al fondo y los contornos se difuminan. De este modo, su persona y su lectura cobran protagonismo sin ningún otro añadido.

Una mujer libre

Una mujer está leyendo sentada en su cama, sin importarle las convenciones de su época. Su cuerpo está desnudo, pero desprovisto de erotismo. La artista no quiere mostrarte un cuerpo femenino sino una mujer orgullosa de su cuerpo, con la mayor naturalidad. El cuadro se centra en el momento de la lectura. Probablemente quería levantarse para empezar el día, pero algo interesante en el libro la retiene. No parece tener prisa y da la sensación de ser una mujer libre, que vive a su manera y es feliz.

La artista es Suzanne Valadon (1865-1938). Desde los 15 años, posó para grandes pintores que no tuvieron ningún problema en acostarse con una chica tan joven y se quedó embarazada a los 17 años. Su hijo Maurice Utrillo también será un buen pintor. Valadon aprende el oficio observando a los pintores con los que trabaja y descubre su pasión y dotes para la pintura. Se casa, pero abandona a su marido por el amor de su vida, el artista Andre Utter, veinte años menor que ella. Esta relación, criticada por la sociedad, marca los 22 años más productivos de su trayectoria, y los vive con gran libertad creativa. Su obra es apasionante y extraordinaria en el uso del color.

No creas que estas cuatro artistas eran las únicas que lograron realizar una obra importante en el Paris de los impresionistas. Espero haber despertado tu curiosidad por conocerlas y disfrutar de sus pinturas.

Saludos cordiales

Carmen

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Tópico Artistas

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