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Cómo hacerse famoso con una bañera

Cada martes, te cuento noticias, curiosidades o secretos para acercarte al arte. Hoy te hablo de algunas bañeras que, sin proponérselo, han hecho famosos a sus artistas.

Estimada/o amante del arte,

las bañeras existen desde siglos antes de J.C. y actualmente son anti-ecológicas. Cada vez más gente es consciente del gasto de agua innecesario que provocan. En el arte han sido testigos de hechos que han hecho muy famosos a los artistas que las representaron.

Una bañera como escenario de un crimen

En 1793, el pintor francés Jacques-Louis David (1748-1825) impresionado por el asesinato de su amigo Jean Paul Marat mientras se bañaba, le dedicó uno de los cuadros más famosos de la historia. Marat está representado en el último segundo de su vida, cuando su cuerpo todavía mantiene la tensión suficiente para sujetar la pluma y el papel donde deja escrito un nombre: Charlotte Corday. Es un crimen político. Marat es médico y un editor revolucionario que deja entrar a su asesina engañado, mientras se dedica a escribir artículos en su baño terapéutico diario. Es el reinado del terror de la Revolución Francesa, en el que tantas personas fueron asesinadas o guillotinadas, “para salvar a Francia”, incluida Corday.

El agua está teñida por la sangre y el arma blanca se ve en el suelo. Sin embargo, el artista no quiere crear una escena “a lo Tarantino”. Muestra la herida en el pecho muy discretamente y, a primera vista, puedes pensar que el personaje se ha quedado dormido. La postura del brazo recuerda a la del Cristo en la Piedad de Miguel Angel, por eso a esta obra se la ha llamado también “la Pietá de la Revolución”.

Una bañera peligrosa

También el cuadro más famoso del pintor inglés John Everett Millais (1829-1896) tiene lugar en una bañera, aunque esta no aparece. Se trata de su obra Ofelia pintada en 1852. Inspirada en la obra de Shakespeare, la figura femenina de Hamlet se hunde en las aguas a causa del peso de su vestido y muere ahogada. El momento captado también quiere hacerte dudar de si está muerta. El paisaje lo pinta Millais del natural, mostrándote toda la exuberancia de la naturaleza. Pero, para la figura en el agua necesita una modelo y la mete en una bañera.

La mujer es Elisabeth Siddal, pintora, poeta y modelo de varios artistas prerrafaelistas, sobre todo de su futuro marido Dante Gabriel Rosetti. Es una mujer pelirroja muy atractiva y tiene 18 años cuando posa para Ofelia. Las sesiones son interminables, el agua de la bañera hay que calentarla con fuego porque se enfría, la chica se duerme, el artista se concentra sólo en su obra y Siddal pilla una neumonía que pone su vida en peligro. El padre de Elisabeth consigue que Millais se haga cargo de los gastos de curación, lo que casi le arruina.

La bañera del triunfo

Las fotografías que han hecho más famosa a Lee Miller (1907-1977) son las de la serie creada en la bañera del apartamento de Adolf Hitler en Múnich, en abril de 1945. Allí decide posar de nuevo, como cuando era joven y viajó a Paris para aprender con Man Ray, quien también la inmortalizó. Empezó fotografiando a los artistas surrealistas y terminó como reportera de guerra. Suyas son muchas de las escalofriantes fotos de los campos de concentración nazi. Es la misma mujer bella que se ha dejado fotografiar con extraordinarios vestidos, la que es capaz de mostrar los mayores horrores a través de su objetivo.

Con su colega, el fotógrafo judío David Sherman, llega al piso de Hitler y ambos se fotografían mutuamente en su bañera. La escena se prepara con cuidado, las botas embarradas del campo de batalla en primer plano y la foto del asesino al fondo. Es su manera de triunfar sobre su figura. Unas horas más tarde, ese mismo día, Hitler se suicida en el bunker de Berlín. Intento imaginar lo que debieron sentir ambos al enterarse de la noticia.

La bañera más conflictiva

Quizás la bañera que ha creado más polémica, es la del alemán Joseph Beuys (1921-1986) de 1960. Su fama no tiene que ver con su creador, sino con dos militantes de un partido político que organizaba una fiesta en el museo Morsbroich, a mediados de los años 70. Buscando sillas en el almacén, encontraron aquel objeto antiguo, lleno de esparadrapos, grasa y suciedad y pensaron limpiarlo y usarlo como contenedor para las bebidas. La obra había sido cedida en depósito por un coleccionista al Museo Von-der-Heydt de Wuppertal. La prensa se hizo eco durante décadas del incidente.

Para el artista, fue un objeto personal, su bañera infantil, llenada con recuerdos y elementos propios de su manera de hacer arte. Para el propietario fue una aberración, hecha por gente ignorante que habían destruido, con ello, una suma importante de dinero. Y para mucha gente fue motivo de desconcierto, no sólo porque, una antigua bañera se considerara arte sino, sobre todo, por tener que pagar parte del error con dinero público. 

Y es que el arte no siempre se distingue a primera vista, aunque si tienes dudas,  te diré que suele estar en los museos y en sus almacenes.

Saludos cordiales

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Argomento Arte y objetos/animales

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