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Y entonces supe que tu amor nunca fue mío. Mía fue la ilusión

(Frida Kahlo)

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Estimada/o amante del arte:

Muchas parejas de artistas se han pintado mutuamente. Estas que te muestro no sobrevivieron al tiempo y puedes ver cómo las mujeres incluyeron su desamor en los retratos que dedicaron a sus hombres.

Max Ernst por Leonora Carrington

Leonora Carrington. Retrato de Max Ernst. 50 × 27 cm. 1939.

La pintora y escritora inglesa Leonora Carrington (1917- 2011) y el pintor Max Ernst, 26 años mayor que ella, se conocieron en Londres en 1937 y después convivieron en Paris hasta que estalló la guerra y él fue encarcelado. Leonora huyó a España en busca de apoyos para liberarle. Ambos emigraron en 1941 por separado a EEUU. Max Ernst con su nueva amante Peggy Gugenheim con la que se casó ese mismo año en terceras nupcias. Pero Leonora y Max se encontraron en Nueva York en 1942. Ella le regaló este retrato como recuerdo de su tiempo juntos y él la obra Leonora en la luz de la mañana (Si apre in una nuova finestra). Leonora siguió camino a México, donde vivió el resto de su vida y jamás volverían a verse.

Gracias a sus novelas El debutante y La dama oval, entendemos muchos de los simbolismos de las pinturas de Leonora Carrington. Sabemos, por ejemplo, que los caballos son su alter ego. En esta obra hay una yegua blanca helada e inmóvil y otra encerrada en una especie de linterna que el artista lleva en su mano. El protagonista es Max Ernst y va vestido como un pájaro de exótico plumaje rojo del que asoma su pie amarillo (“pata de pollo puntiaguda” era su mote cariñoso). Se mueve cómodamente en un paisaje helado y la artista te habla de su relación, en la que ella misma, al igual que el caballo, se siente atrapada e incapaz de avanzar. La frialdad del entorno la ha congelado. Puede que ella sea una inspiración, una luz para el pintor, pero se siente pequeña, encerrada y dependiente, como el pequeño caballo en el interior de la linterna.

Diego Rivera por Frida Kahlo

Frida Kahlo. El abrazo de amor entre el Universo, la Tierra (México), Yo, Diego y señor Xolotl. 1949

Las descripciones del paisaje mejicano contenidas en la obra de Octavio Paz le sirvieron a Frida Kahlo (1907-1954) para adherirse a su nacionalismo y descubrir en el arte precolombino la inspiración de su trabajo. Su arquetipo femenino está ligado a la diosa madre, la tierra, donde la mujer es su representación metafórica.

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Argomento Artistas

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