La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha
Michel de Montaigne (1533-1592)
Cada martes, profundizas en un tema a través de varias obras de arte. Semana tras semana, te sientes más seguro y convertirte en un experto está a tu alcance. El arte no es solo para unos pocos. Afíliate y descúbrelo:
Estimada/o amante del arte:
Las palabras han sido un recurso visual clave en la historia del arte, más allá de su función comunicativa. Seguro que te has fijado en las filacterias (Abre numa nova janela) de las pinturas medievales y renacentistas, una especie de banda flotante en la escena con un texto explicativo del personaje o la acción. O quizás conoces los caligramas, que son palabras que dibujan imágenes. Esta fusión entre texto e imagen no solo juega con el significado literal de las palabras, sino que convierte la forma en un componente estético. Tienes ejemplos que van desde los griegos hasta la caligrafía china o los poemas de Apollinaire. (Abre numa nova janela)
Movimientos como el dadaísmo y el surrealismo también usaron el texto para cuestionar el arte tradicional. No obstante, también se ha utilizado la escritura asémica por parte de algunos artistas, es decir, la que contiene palabras con significados ilegibles y está abierta a la interpretación del espectador. Como ejemplo, tienes las obras de la artista Ana Hatherly (Abre numa nova janela).
Actualmente se siguen usando palabras en el arte. Creadoras como Barbara Kruger (Abre numa nova janela) o Jenny Holzer (Abre numa nova janela) utilizan palabras para transmitir mensajes políticos y sociales, ampliando las posibilidades expresivas del arte. Así, la palabra en el arte no solo transmite ideas, sino que también se convierte en un medio para expandir las posibilidades expresivas de la obra. Hoy te invito a un paseo por las palabras en las obras de cuatro artistas muy distintas entre sí: Charlotte Salomon, Zoe Leonard, Shirin Neshat y La Chola Poblete.
(Recuerda que si pulsas las palabras subrayadas encontrarás enlaces explicativos).
Palabras que narran
Charlotte Salomon. Pintura de su serie Vida o teatro.
Unos días antes de ser deportada a Auschwitz con su marido, Charlotte Salomon (1917-1943) le dejó una maleta llena de sus pinturas sobre papel a un amigo médico para que las guardara bien. Ella le dijo: «Guarda esto. Es toda mi vida». Charlotte tenía 26 años y estaba embarazada de cinco meses. Fue asesinada en la cámara de gas el mismo día que llegó al campo de concentración.
En esa maleta, rescatada muchos años después, había 1.300 pinturas que forman un conjunto al que ella dio el título de Vida o teatro. El conjunto narra de forma expresionista y muy emocional los acontecimientos más importantes de su vida y de su entorno, marcado por la discriminación y persecución que sufrió por ser judía.
Su madre se suicidó cuando ella tenía 8 años y su abuela cuando empezaron las deportaciones. También su tía Charlotte se había quitado la vida. En esta pintura, ella representa el suicidio de su tía siendo una joven de 18 años, que se ahogó en un lago al sur de Berlín. El texto expresa el hecho y presenta las condolencias a la familia, y está redactado desde un punto de vista periodístico y, al mismo tiempo, emocional porque resalta cómo murió, un hecho que ella conoció de adulta.
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