Amistades que son ciertas nadie las puede turbar

Miguel de Cervantes

Cada martes, profundizas en un tema a través de varias obras de arte. Semana tras semana, te sientes más seguro y convertirte en un experto está a tu alcance. Recuerda que el arte no es solo para unos pocos.

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Estimada/o amante del arte:

A lo largo de la historia del arte, los artistas, además de crear obras que dialoguen con su tiempo, han establecido vínculos profundos entre ellos, forjados por intereses, ideales y el deseo de explorar nuevas formas de expresión comunes. En ocasiones, estas conexiones quedan inmortalizadas en pinturas en las que los artistas no solo son creadores, sino también protagonistas, plasmados en un mismo lienzo.

Estos cuadros son testigos silenciosos de la amistad, del intercambio de ideas y de las redes creativas que han moldeado el arte en distintas épocas. Ya sea como homenaje, manifiesto o simple registro histórico de una comunidad artística, estas obras revelan los universos compartidos y las complicidades que alimentaron sus procesos creativos.

Hoy te invito a un recorrido por obras de Henri Fantin-Latour, Max Ernst, Ernst Ludwig Kirchner y Guillermo Pérez Villalta.

Un grupo de admiradores

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Henri Fantin-Latour. Un taller en Batignolles.204 × 273,5 cm. 1870. Museo de Orsay.

Henri Fantin-Latour pinta este grupo de hombres alrededor del pintor Edouard Manet, uno de los pintores más célebres y admirados de su tiempo. El artista, sentado casi en el centro de la escena e iluminado más que el resto, se encuentra en plena acción frente a sus admiradores. Está retratando a su amigo Zacarias Astruc (Opens in a new window), quien además de ser pintor y escultor, era crítico de arte y poeta.

Astruc fue un amigo incondicional para Manet hasta el final de sus días. Cuando este pintó el Almuerzo en la hierba (Opens in a new window) en 1863, fue el único que le defendió públicamente, frente a las grandes críticas que sufrió y que hicieron peligrar su fama.

Si ves el retrato de Astruc en el enlace, te darás cuenta de que es un cuadro de formato horizontal, algo inusual para un retrato, ya que Manet se permite añadir una escena a la izquierda del personaje. El hecho de que Fantin-Latour haya pintado a Manet pintando un cuadro vertical delata que no está pintando el cuadro en ese momento. Se trata de una escenificación para mostrar a ese grupo de hombres juntos en la historia. Fantin-Latour pintó un total de cuatro cuadros de grupos de pintores, poetas y músicos con ese fin.

En este caso, los retratados son los pintores Otto Scholderer, Pierre-Auguste Renoir, Frédéric Bazille y Claude Monet, el escritor Émile Zola y el coleccionista Edmond Maître. Una caricatura de la época se burla de este cuadro (Opens in a new window) poniendo a Manet como el dios que todos adoran. El resto de los pintores que aparecen tenían su taller también en ese barrio de Batignolles y todavía no eran muy conocidos.

El cuadro se expuso ese año de 1870 en el Salón de Paris, al mismo tiempo que Astruc publicaba dos artículos; el primero alabando a su amigo Manet y el otro dedicado al arte hecho por mujeres artistas, el primero que se conoce. Fantin-Latour fue, sobre todo, retratista y pintor de flores, cuadros que vendía muy bien. No se interesó por el Impresionismo, a pesar de ser testigo directo del mismo.