La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano
Agatha Christie
🔥 Esta newsletter existe gracias a lectores como tú. Si te gusta, habla de ella. Si la valoras, apóyala. No hay editoriales detrás, solo el compromiso de quienes creen en la cultura y en la importancia de compartir el conocimiento.
💡 ✨ Afíliate hoy y accede al contenido completo, recibe artículos exclusivos y ayúdame a seguir creando. Haz que esta comunidad de amantes del arte crezca. Gracias! 🙏🏽
Estimada/o amante del arte,
El arte ha sido, a menudo, un instrumento en manos de las estructuras de poder y las mujeres han sido representadas no solo como objetos de belleza, sino también como víctimas a merced de los hombres. A lo largo de la historia, el castigo de las mujeres en contextos religiosos o sociales se ha presentado como un espectáculo público.
En estos relatos visuales, los hombres, erigidos en autoridad, dictaminaban castigos que consistían en dolor, humillación y exposición pública. De este modo, servían de advertencia colectiva para que las mujeres asumieran su culpa y siguieran sometidas a la benevolencia y el perdón de los hombres.
A través de escenas de juicio, penitencia o exhibición pública, el arte ha creado el escenario donde se ha reafirmado la autoridad de las estructuras patriarcales que han dictado la vida de las mujeres y han utilizado su sufrimiento en su beneficio.
En la edición de hoy, te invito a recorrer algunas obras de Wolfgang Katzheimer, Lucas Cranach el Joven, Jean Léon Gérôme y Luis García Sampedro que abordan esta temática.
La ayuda indirecta de Dios

Wolfgang Katzheimer. Prueba de fuego de santa Cunigunda. Pinacoteca estatal de Baviera.
El pintor gótico Wolfgang Katzheimer (1445-1508) representa el juicio de la emperatriz Cunigunda (975-1040), esposa del emperador Enrique II del Sacro Imperio Romano Germánico, cuando fue acusada falsamente de adulterio. Para probar su inocencia, aceptó el castigo público de caminar sobre planchas de hierro al rojo vivo. Estos juicios medievales reciben el nombre de ordalías y se basaban en la intervención de Dios para salvar a los inocentes. Como resistió la prueba, su marido aceptó su inocencia y, más tarde, la Iglesia la canonizó. ¿Crees que se quemó los pies?
La escena se desarrolla en un ambiente arquitectónico que representa la Corte y en presencia de público, que es quien valida socialmente el castigo. La rica vestimenta de la protagonista resalta su posición, pero no la libra del suplicio, y el pañuelo en el que esconde su rostro refleja la tensión emocional que siente. Las planchas incandescentes simbolizan el juicio divino y la purificación, y contribuyen al espectáculo.
Las ordalías se realizaban con fuego o con agua. Escenas de mujeres quemadas en la hoguera puedes ver desde Juana de Arco hasta los juicios de brujas. En el agua, las mujeres eran arrojadas atadas y sin poder moverse. En ambos casos, si se salvaban de la quema o flotaban, eran culpables por pactar con el diablo, y si se quemaban o ahogaban, inocentes.
La figura de Cunigunda se inclina de manera sumisa. Aunque es una mujer poderosa, su autoridad y su destino dependen de su castidad y de la valoración masculina.
Katzheimer fue un pintor clave en la transición del gótico al Renacimiento alemán, activo en Bamberg y Nuremberg.
La ayuda directa de Dios

Lucas Cranach el Joven. Cristo y la adúltera. 72×120 cm. 1545. Galería Estatal en el Palacio de Johannisburg Aschaffenburg
Lucas Cranach el Joven (1515-1586) fue el hijo del famoso Lucas Cranach el Viejo. Aunque siguió los pasos de su padre, consiguió un estilo propio más adecuado al manierismo de su época. Ambos fueron amigos íntimos de Martín Lutero y crearon imágenes de apoyo a la Reforma protestante.
Afíliate para desbloquear todo el contenido y disfrutar de extras especiales. Tu apoyo es valioso, ¡GRACIAS!
Quiero afiliarme ahora (Opens in a new window)
Already a member? Log in (Opens in a new window)