Cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría

(Miguel Hernández)

Te gustaría entender de arte sin tener que descifrar libros pesados? Cada martes te cuento una historia del arte diferente, amena pero rigurosa para aprender sin esfuerzo. Afíliate y descubre todos los secretos. Historias para valientes: hoy, sobre reyes magos.

Estimada/o amante del arte:

En los países de habla hispana, son los reyes magos los encargados de repartir los regalos navideños a los niños. El cinco de enero, como recita el poeta Miguel Hernández, éstos ponen sus zapatos en las ventanas para ser llenados de regalitos.

Las reliquias de los tres reyes magos fueron trasladadas a Colonia en 1164 y desde hace siglos se veneran en el altar mayor de su Catedral. Actualmente, las figuras de los reyes forman incluso parte de la identidad de la ciudad: sus tres coronas están en el escudo. Solo hay un punto que muchos coloneses y católicos no tienen en cuenta: los santos tres reyes magos ni eran santos, ni reyes, ni magos. Ni siquiera eran tres. En realidad, nunca existieron. Todo responde a una fantasía preciosa que adorna el tiempo navideño y que no se adapta a hechos históricos.

Las representaciones artísticas han sido de gran ayuda para fijar la leyenda, aunque, entre unas y otras, se contradicen en algunos detalles . Te invito a un pequeño recorrido por algunos ejemplos.

Tres reyes santos y blancos

Stefano da Verona. Adoración de los Reyes. 72×47 cm. 1435. Pinacoteca Brera.

En el Nuevo Testamento de Mateo se nombra por primera vez a unos “magos” pero no su número. El término se refiere a sacerdotes o astrónomos. En 1522, en la traducción que Lutero hace de la Biblia, nombra a “los sabios de Oriente” y en ningún momento son tres. El mismo Lutero critica que se les llame reyes cuando no lo son. En los relieves del relicario de oro en la Catedral de Colonia, aparecen tres magos, ya como reyes, acompañados de un cuarto rey: Otón IV, coronado al final del siglo XII, que también porta dones al hijo de Dios, aunque no lleva puesta su corona.

Buscando un cierto rigor histórico, algún investigador defiende que en el año 7 a.C. se produjo el fenómeno de conjunción entre Júpiter y Saturno en el que ambos planetas estuvieron lo más cerca posible. (La última vez de ese fenómeno fue en 2020 y la próxima será en 2040). Nuestros personajes, que eran astrónomos babilónicos, se dirigieron al oeste siguiendo esa luz celeste y llegaron a Belén un 7 de noviembre por la noche, cuando Jupiter iluminó intensamente una cabaña donde, según la leyenda, había nacido Jesús.

En el cuadro del pintor Stefano da Verona aparecen tres reyes blancos acompañados de un nutrido séquito y ofreciendo valiosos regalos al hijo de Dios. Otros elementos del cuadro son la mula y el buey en el establo, los pastores, caballos y camellos, perros y los personajes sagrados, que los distingues porque llevan la aureola dorada sobre sus cabezas. Además de la sagrada familia aparecen los tres reyes como santos y también santa Ana, la abuela del niño.

Tres reyes compartiendo cama

(Si apre in una nuova finestra)

Sueño de los Reyes Magos. Letra capitular. 1478-1489. Misal de Salzburgo.

La parte más divertida de la leyenda es la llamada El sueño de los Reyes Magos que se representa sobre todo en la Edad Media y hasta el Renacimiento. En esta imagen de una letra capitular uno de los reyes es ya de raza negra.

Las personas compartían cama en la Edad Media y por eso, la imagen de los tres reyes durmiendo juntos es algo habitual y así aparece, sobre todo, en algunos capiteles románicos de España (Si apre in una nuova finestra) y Francia o también pintados en estos libros ilustrados por monjes y monjas. La leyenda cuenta que los tres reyes pensaron que el hijo de Dios debía estar en el palacio de Herodes y fueron allí directamente y le contaron al rey sus planes de visitar al hijo de Dios. Entonces acordaron volver para informarle del lugar donde se encontraba el niño, porque Herodes también quería llevarle un regalito. Pero un ángel se les apareció en sueños y les aconsejó seguir su camino, porque las intenciones de ese rey no eran muy buenas.