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Mucho ojo con el arte!

Cada martes te cuento en este boletín noticias, curiosidades o secretos para acercarte al arte. Si quieres apoyar mi trabajo, puedes afiliarte y podrás leer el texto completo. Hoy trata de ojos surrealistas, que miran y son vistos, o que están vacíos y expresan sentimientos y de otros que son agredidos por el destino.

Estimada/o amante del arte,

hay historias increíbles en el arte, algunas de ellas tratan de ojos y miradas. Aquí te dejo una selección para conocer a sus protagonistas.

El ojo de un perro andaluz

Si hay una escena inolvidable, que tiene que ver con un ojo, es la que inicia el film de 1929 Un perro andaluz del cineasta Luis Buñuel con guión de Salvador Dalí. El propio Buñuel observa la luna llena que es atravesada por una nube mientras afila su navaja. Entonces abre con dos dedos el ojo de la actriz Simone Mareuil y lo corta horizontalmente. En ese momento, es difícil seguir mirando la pantalla y sientes cómo tu cuerpo se estremece. Aunque sabes que el ojo cortado es el de una cabra, tu imaginación te lleva al pánico de una escena real.

El film se rueda en Paris y nace de sueños de ambos artistas. El guión lo termina Dalí en una semana y ambos buscan escenas que no puedan explicarse racional o psicológicamente. Así que puedes interpretar a tu manera lo que estás viendo, porque la ambición surrealista quiere el sin sentido de todo. Y aquí se consigue. Sino conoces el film, búscalo en Youtube y ¡no dejes de verlo!

El ojo marcado por el destino

El pintor Victor Brauner (1903-1966) se pintó a sí mismo varias veces sin un ojo, aunque tenía dos. Esto no sería nada especial, sino fuera porque después se quedó tuerto para siempre en una pelea, con el aspecto con el que se había pintado anteriormente. En realidad, él quería separar a los dos artistas peleones: Esteban Francés y Oscar Domínguez. El primero había insultado a la artista Remedios Varó y el segundo se puso a defenderla, así que empezó la pelea. Brauner, pareja de Varó, sujetaba a Francés cuando Domínguez lanzó un vaso de cristal que le dio tan mal en la cara, que su ojo rodó por el suelo. Remedios lo recogió y quedó tan impresionada, que desde entonces lo integró en su pintura en forma de huevo o de esfera en muchas de sus obras. Ella quiso darle el simbolismo de vida, de nacimiento.

Las palabras de Brauner fueron: "No importa. Siempre quise perder un ojo. Me he pintado tuerto desde hace tiempo". Años más tarde añadió: "Fue el hecho más doloroso e importante de mi vida y esencial para mi desarrollo". Fue un accidente, pero "parecía obedecer a un acto mágico depositado en el subconsciente", como dijo el médico que le atendió. Y es que los surrealistas buscaban escapar del mundo que les había tocado, buscando paraísos libres de convenciones y cambiando el nombre a las desgracias.

Ojos vacíos que miran hacia dentro

Amedeo Modigliani (1884-1920) fue un pintor italiano afincado en Paris. Sus amigos le llamaban Modí que tenía, en francés (maudit), el doble sentido de “maldito”. Y es que, al igual que Van Gogh, fue un personaje desgraciado y pobre que alcanzó la fama después de su muerte. Padecía de tuberculosis y para paliar los dolores se hizo alcohólico y drogadicto.  Dibujaba sin cesar para pagar su comida y aventuras, pero no se ha conservado ese tipo de obra. Consiguió un estilo muy personal y retrató también a muchos colegas artistas. Solo llegó a hacer una exposición individual en una galería situada enfrente de un retén de policía. Los desnudos del escaparate fueron motivo para que los agentes le cerraran la exposición por escandalosa.

En 1917 conoció a la pintora Jeanne Hebuterne 14 años más joven y se hicieron pareja, a pesar de la oposición de los padres de ella. Un año después tuvieron una hija y tres años después murió el pintor con 35 años, dejando a su mujer embarazada . Ella se suicidó al día siguiente tirándose por la ventana de un quinto piso.

Aquí te muestro uno de los muchos retratos que le hizo a Jeanne. Fíjate en los ojos que pintaba Modigliani, totalmente vacíos. Eso fue a partir de descubrir sus dotes para la escultura en piedra, que tuvo que dejar por falta de dinero. Son rostros pintados que están pensados como escultóricos. En la mayoría de los cuadros no tienen iris ni pupilas y, a pesar de eso, el artista consigue captar la individualidad de la persona retratada. Te animo a buscar los maravillosos retratos de Modigliani, llenos de dulzura, a pesar de su tormentosa vida.

La mirada esperanzadora

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Argomento Secretos del arte

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