La palabra genio nunca se utiliza para las mujeres

(Siri Hustvedt)

Cada martes, profundizas en un tema a través de varias obras de arte. Semana tras semana, te sientes más seguro y convertirte en un experto está a tu alcance. Recuerda que el arte no es solo para unos pocos.

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Estimada/o amante del arte,

A lo largo de la historia del arte puedes encontrar muchos autorretratos de mujeres artistas mostrándose con sus herramientas de trabajo, en un número mayor al de los hombres. Este gesto de representarse con sus paletas, lienzos, pinceles o en acción de pintar está cargado de significado. Es su manera de reclamar su lugar en el panorama artístico, un contexto históricamente dominado por los hombres.

Hoy te presento cuatro artistas a caballo entre los siglos XIX y XX, una época de grandes cambios sociales. Ellas vivieron tanto su exclusión de las enseñanzas estatales de arte, y por tanto gratuitas, como el acceso limitado a participar en las exposiciones. Además, siempre tuvieron que demostrar su valía y capacidad profesional y encontrar caminos paralelos para seguir trabajando. El pintarse pintando fue una declaración de talento y autonomía.

Las mujeres afirmaron con sus autorretratos su rol como artistas y estos fueron un símbolo de empoderamiento y la manera de visibilizarse en el espacio histórico que los hombres les negaban.

Aquí puedes ver los autorretratos de Mary Cassatt, Asta Nørregaard, Anna Bilinska y Gabriele Münter. A pesar de sus extraordinarios trabajos ninguna de ellas, ni ninguna otra mujer, ha sido calificada en la historia como una genio del arte. Ese título se lo han reservado ellos en exclusividad.

Mary Cassatt

Mary Cassat. Autorretrato. 32×24 cm. 1880. National Portrait Gallery, Washington

Existen solo tres autorretratos de la americana Mary Cassat (1844-1926) y en este se plasma con especial sobriedad. La artista americana procedía de Pensilvania y de una familia acomodada. Había estudiado arte en su país y se trasladó a Paris en 1868 para continuar su formación artística, ya que la capital francesa era algo más permisiva con las mujeres artistas.

Fue una de las fundadoras del movimiento impresionista junto a Berthe Morisot y el resto de los hombres conocidos. Amiga de Edgar Degas, este la retrató en varias ocasiones, varias de ellas probándose sombreros. (Si apre in una nuova finestra) Cassat hizo de sus sombreros una marca personal y siempre iba vestida muy elegante con ropa hecha a su medida por famosos sastres parisinos. Degas también le regaló a su perro Baptiste, uno de los varios “grifones de Bruselas” que tuvo y que aparecen a menudo en sus cuadros (Si apre in una nuova finestra).

Este autorretrato es muy moderno por esa superficie inacabada en la que ha pintado lo más esencial de su persona. Está trabajando frente a un lienzo pero sus manos no se aprecian ya que la artista quiere subrayar los rápidos movimientos de las mismas al trabajar. Fíjate en el ímpetu de sus pinceladas y su actitud al dar por terminada una pintura donde no existe nada superfluo.

Cassatt pintó muchas mujeres como protagonistas únicas de sus cuadros, un tema que era propiedad de los hombres. También las retrató con sus hijos en escenas cotidianas plasmando un mundo femenino único, donde la maternidad se observa desde un punto de vista feminista. Ella no tuvo hijos, pero supo reflejar los roles de las madres de manera magistral.

Asta Nørregaard

Asta Nørregaard. En el estudio. 64×48 cm. 1883.

La noruega Asta Elise Jacobine Nørregaard (1853-1933) venía de una familia modesta, pero mostró muy pronto su talento para el arte. Estudió en su ciudad, la actual Oslo, completando sus conocimientos con profesores privados en Múnich y Paris.