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El hombre que caza un ciervo no mira las montañas

(Murat Ildan)

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La sociedad y la política avanzan en el amor y el respeto por los animales. Cada vez más personas reflejan sus valores por ellos y por el medio ambiente a través de su alimentación. También el arte se preocupa por esto y muchos artistas han querido llamar la atención sobre el trato ético y compasivo a los animales proponiendo una conexión con la naturaleza y una reflexión sobre la moralidad de las acciones.

Hoy quiero hablarte de algunos ciervos en obras de arte, pero antes te cuento dos historias de la mitología griega para que veas que humanos y animales se unen a través de las historias, las religiones o las culturas.

-El cazador Acteón fue transformado en un ciervo por la diosa de la caza Artemisa porque éste la había visto bañarse desnuda y había invadido así su privacidad y sobrepasado los límites entre dioses y humanos. Sus perros no le reconocieron y lo despedazaron.

-El cretense Cipariso amaba los ciervos y a uno en particular, que era su amigo más cercano. Un día que estaba cazando lo mató accidentalmente y al no poder superar su dolor pidió ayuda a los dioses que le transformaron en un ciprés. De esta forma estos árboles representan la memoria y el arrepentimiento de los muertos.

La dignidad del animal

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Diego de Silva y Velázquez. Cabeza de venado. 66×52 cm. 1626 ó 1636.

Diego Velázquez (1599-1660) pinta este retrato de un venado tal y como haría el de una persona. No está adornando una escena sino que se erige en el único protagonista de la obra. El animal mira directamente al espectador y como es habitual en este artista lo carga de dignidad. Velázquez no pretende mostrarte una expresión dulce o domesticada. Estás ante un animal salvaje con el que, si le miras fijamente, puedes establecer un diálogo. Al menos, el animal está hablando contigo y parece cuestionar tu moralidad.

El artista fue un amante y defensor de los animales a los que pinta en multitud de obras con minucioso detalle. Este es un cuadro diferente que, posiblemente, se realizó para ser colgado en una sala del palacio de Felipe IV dedicada a la caza. Sin embargo, no responde a las habituales representaciones de ciervos en escenas sangrientas y rodeados de perros. Tampoco es un trofeo de los que seguramente estaría acompañado el cuadro en su ubicación. El artista está confrontando a los cazadores con el ser vivo y con su alma. Es su manera de expresar su desacuerdo a una actividad con la que seguramente convivía a diario.

La muerte documentada

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Winslow Homer. Cierva bebiendo y Cierva abatida. Acuarelas. 1892. Yale University Art Gallery.

Estas dos acuarelas del artista americano Winslow Homer (1836-1910), que te uno aquí, muestran la secuencia de la muerte de una cierva que presenció el pintor. En el reverso del segundo papel escribió “Recién disparado. Un miserable cazador”. Parece que el animal murió por el disparo de un cazador que no se molestó en recogerlo. El artista quiso reflejar así su indignación.

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Argomento Arte y objetos/animales

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