No hay nada en una oruga que te diga que va a ser una mariposa
(Richard Buckminster Fuller)
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Estimada/o amante del arte:
Las mariposas habitan en todas las zonas del planeta excepto en la Antártida. Sus frágiles alas, que empiezan a agitarse con el buen tiempo, no pueden resistir las bajas temperaturas. Existen unas 24.000 especies diferentes y se siguen descubriendo nuevas. Gracias a su proceso de metamorfosis están asociadas a los simbolismos de renacimiento y transformación.
Hace dos años te hablé de un concepto que me gusta mucho: el llamado efecto mariposa. Se basa en un proverbio chino que dice: “El batir de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Es decir, cambios muy pequeños pueden tener consecuencias gigantes. Esto lo comprobó el meteorólogo Edward Lorenz cuando formuló la teoría del caos. Si en sus cálculos matemáticos para predecir el tiempo tenía en cuenta un número mayor o menor de decimales, los resultados variaban enormemente. Esta idea puede ser esperanzadora, pero también aterradora si la aplicas a cualquier otro aspecto de tu vida.
Hoy te cuento sobre Maria Sybilla Merian, una pionera que observó y dibujó mariposas en su hábitat en una época aventurera y también cómo Wolfgang Paale se basó en la mitología griega para expresar su desacuerdo con los surrealistas parisinos. También te invito a ver las mariposas mutiladas de Damien Hirst y las que revolotean sobre las esculturas de Manolo Valdés.
Mariposas en detalle
Maria Sybilla Merian. Árbol sin nombre con atlas grande. 1705. Ilustración del libro Metamorphosis insectorum Surinamensium.
Quizás relaciones el nombre de Merian a las preciosas revistas de viajes, pero igual no sabes que sus orígenes se remontan al siglo XVII cuando Mateo Merian, un grabador y editor interesado por la topografía, publicó el primer mapa de su ciudad suiza Basel. De su segundo matrimonio tuvo una hija a la que al morir tempranamente no vio crecer, Maria Sybilla Merian (1647-1717) quien, además de ser una artista excepcional, fue una investigadora científica de la naturaleza. Pero quien realmente la enseñó a dibujar fue su padrastro Jacob Marrel, alemán y famoso pintor de flores, con quien vivió desde sus tres años.
Merian estaba fascinada por plantas y animales, en especial por los insectos y su transformación en mariposas. Descubrió nueve especies nuevas de estas, además de seis de plantas y dos de escarabajos. Todas llevan su nombre. En sus dibujos muestra con una exquisita composición los ciclos vitales completos de las mariposas, además de mostrar las plantas que las alojan y, a veces, enriquecer la escena con otros insectos. Todo con un sentido artístico que la distancia de otros dibujos científicos.
Con 44 años se trasladó de Nuremberg a Amsterdam, donde pasó el resto de su vida, y se interesó por estudiar las especies de Surinam, al norte de Brasil, que era colonia holandesa. Viajó allí con 52 años y la menor de sus dos hijas y documentó todo lo que pudo durante dos años, hasta que enfermó de malaria y regresaron. También sus hijas fueron artistas y científicas.
Publicó varios libros de flores e insectos sobre el fenómeno de su metamorfosis, que era muy desconocido. Como la lengua científica era el latín, elegir el alemán la hizo famosa. Con sus investigaciones en Surinam también publicó un importante libro, del que te muestro esta ilustración con la mariposa morfo azul de ese país. Fue una mujer excepcional para su tiempo y su trabajo, que sirvió de base por su exactitud a tantos estudios científicos, se redescubrió en el siglo XX. También fue la mujer que aparecía en los billetes de 500 marcos alemanes.
Mariposas doradas
Wolfgang Paalen. El vellocino de oro. 1937. Museo Franz Mayer. México.
Wolfgang Paalen (1905-1959) fue hijo de un comerciante austriaco muy rico descendiente de judíos polacos y españoles que, entre otros inventos le debemos el del aspirador. Al convertirse al protestantismo, se cambió el apellido Pollack por Paalen y educó a su hijo con profesores particular que, además de enseñarle latín, música y filosofía, le acercaron al mundo fantástico de la clarividencia y los espíritus. Por eso, cuando Wolfgang se hizo pintor y teórico, le fascinaron los mundos fantásticos creados por los surrealistas. Conoció bien a Breton y al grupo en París y en 1939 se exilió a México donde murió. Su riqueza no le impidió suicidarse.
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