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Un artista debe tener el don de la técnica, pero también saber mirar

Pierre-Auguste Renoir

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A partir del siglo XVII se puso de moda en la pintura de los Países Bajos un género peculiar. Se trata de los tronies o tronías que eran “cabezas de personajes”. A diferencia del retrato tradicional no representaban un individuo en particular, sino que eran estudios de expresión, luz, vestuario o técnica pictórica. Estos habían existido antes como ayudas previas al cuadro, pero no tenían el carácter de obra terminada.

Aunque su función exacta se sigue debatiendo, muchas de estas pinturas servían como ejercicios de estilo para los artistas, pero tenían un sentido comercial ya que eran obras independientes. El artista tenía un espacio de libertad para inventar sus temas: podía elegir qué tipo de retrato podría vender mejor a su clientela, con qué vestimentas exóticas adornarlos y cómo destacar los rasgos expresivos para generar interés, más por el carácter del personaje que por su identidad.

Hoy te invito a un corto recorrido por cuatro ejemplos de tronies. Aunque los tipos son infinitos y variados, confío en que esta selección te ayude a distinguirlos.

Tronie de niño

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Judith Leyster. Joven de perfil. diam. 19 cm. 1630. Galería Nacional de Arte. Washington.

La holandesa Judith Leyster (1609-1660) fue una artista muy valorada que consiguió ser admitida con 23 años en el gremio de artistas de Haarlem, algo increíble para una mujer. Eso era indispensable para dirigir un taller como maestra y poder formar a aprendices al oficio de pintor. Firmaba sus cuadros con sus iniciales JL y una estrella, que es lo que significa Leyster, y creó un estilo propio. Cuando veas un cuadro de su tiempo en el que los personajes están riendo, con mucha probabilidad es suyo o de Frans Hals, con el que comparte esa alegría de vivir.

A los 26 años se casó con el pintor Jan Miense Molenaer con quien compartió la dirección del taller y con el que tuvo cinco hijos, de los que solo dos llegaron a adultos. Estos datos, que no suelen contarse, explican por qué una artista de su talla redujo la actividad pictórica a partir de su matrimonio. Además, se ha comprobado que muchas de sus obras fueron atribuidas automáticamente a su marido por los historiadores de arte.

Este pequeño tronie muestra el estudio del perfil de un niño en el que los detalles del pelo, resuelto con rápidas pinceladas, la expresión del rostro, la intensidad de la luz y el color de la piel son el motivo de estudio. Aquí puedes ver la seguridad de su mano y la rapidez de su gesto pictórico. Por todo eso, Leyster fue una pintora muy moderna para su tiempo. Hoy te parecería normal comprar un cuadro con el retrato de un niño que no conoces, pero en su tiempo fue toda una novedad.

Tronie de mujer

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Michiel Sweerts. Cabeza de mujer. 50×37 cm. 1654. Museo Getti. Los Angeles.

La obra Cabeza de mujer del belga Michael Sweerts (1618-1664) es un buen ejemplo de tronie. Como todos, no se trata del retrato de una persona concreta sino que el pintor quiere explorar el carácter, la luz y la expresión del personaje.

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Sujet Secretos del arte

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