Si quieres el aplauso de los monos, tienes que prometerles plátanos

(Bruno Jonas)

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Los plátanos forman parte de las frutas que consumes a diario y que se cultivan a cientos o miles de kilómetros de tu casa. En el siglo XIX eran un producto de lujo destinado a las clases altas, aunque los portugueses ya habían comenzado a cultivarlos en Canarias en el siglo XV.

La United Fruit Company jugó un papel crucial en su expansión, especialmente en América Latina y el Caribe, donde se desarrollaron grandes plantaciones. Su influencia en la política local dio lugar a las llamadas «repúblicas bananeras». En Europa se expandió gracias a España, que aumentó considerablemente su producción en las Islas Canarias. No fue hasta el siglo XX cuando el plátano alcanzó su consumo masivo.

Por eso no aparecieron en los cuadros de artistas europeos hasta principios de ese siglo. Hasta hoy, muchos artistas los han introducido en sus obras. El último fue Maurizio Cattelan, en Art Basel Miami en 2019, con plátanos pegados al muro con cinta adhesiva. Gracias a su precio de 120.000 dólares cada uno, consiguió una de las campañas publicitarias más baratas de la historia.

La idea de mostrar un plátano real como obra de arte no era suya. La artista Zoe Leonard fue la primera en usar frutas reales en una galería en 1992 con su instalación Strange Fruits (S'ouvre dans une nouvelle fenêtre). Además, Karin Sanders había clavado en 2011 plátanos y otras frutas y verduras con Kitchen Pieces (S'ouvre dans une nouvelle fenêtre) en las paredes de una galería.

Hoy te invito a un recorrido por algunas obras de arte con plátanos, desde las de Giorgio de Chirico hasta los bodegones de Frida Kahlo y las polémicas obras de las Guerrilla Girls y Sarah Lucas.

Plátanos exóticos

(S'ouvre dans une nouvelle fenêtre)

Giorgio de Chirico. La incertidumbre del poeta. 1913. Tate. London

Giorgio de Chirico (1888-1978) inventó un estilo artístico al que llamó «metafísico» que consistía en crear perspectivas falsas con arquitecturas sencillas y mezclar motivos que, en apariencia, no tenían ninguna conexión entre sí. De este modo, allanó el camino a las imágenes carentes de sentido del movimiento surrealista, aunque nunca estuvo de acuerdo con sus integrantes.