No creo que haya existido nunca un hombre que trate a una mujer como un igual

Berthe Morisot (1841-1895)

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Hoy te hablo de la gran pintora del impresionismo. Una mujer que participó en muchas exposiciones como única mujer y que fue admirada por sus colegas. Se trata de Berthe Morisot.

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Berthe Morisot. Selbstbildnis. 50 × 61 cm. 1885. Musée Marmottan Monet.

Mi nombre completo es Berthe Marie Pauline Morisot y desde pequeña, sentí una fascinación irremediable por el arte. Mi hermana Edma y ​​yo compartíamos una vida rodeada de creatividad y belleza y exploramos juntas la pintura al aire libre bajo la guía de Camille Corot. Él nos enseñó a mirar la luz y a buscar en la naturaleza los matices que se escapan a la mirada. Por empeño de nuestra madre seguimos los estudios con el artista Joseph-Benoît Guichard.

Para mí, la pintura no fue solo una forma de capturar lo visible, sino de expresar lo intangible: el movimiento, la fugacidad de un instante, la vida misma. No era un pasatiempo sino una forma de expresión, un idioma propio en el que podía entender y sentir el mundo. Se convirtió en un deseo profundo que se fue alimentando poco a poco, como un río que no puede ser detenido.

A pesar de que fui aceptada como parte del círculo impresionista, el camino hacia el reconocimiento no fue fácil. Desde los 23 años expuse en los Salones de París y, siendo mujer, mis obras fueron muchas veces juzgadas por mi género, no por su técnica o expresión. Se esperaba de nosotras, las mujeres, que pintáramos para el hogar o los salones privados, mientras que los hombres pintaban para la historia. Pero yo sabía que mi lugar estaba allí, en los grandes escenarios de París, al lado de Monet, Renoir y Degas. No todos me aceptaron como colega, Renoir era insultante, pero hubo alguno que incluso me empujó a experimentar con nuevas perspectivas y a desafiar las normas de la pintura tradicional.