Skip to main content

Cuando se inventaron los móviles desapareció el arte de la soledad

(Rafael Pérez Gay, *1957)

Te gustaría entender de arte sin tener que descifrar libros pesados? Cada martes te cuento una historia del arte diferente, amena pero rigurosa para aprender sin esfuerzo. Afíliate y descubre todos los secretos. También puedes sorprender a tu persona favorita con una afiliación de regalo.

Estimada/o amante del arte:

El escritor Pérez Gay te invita a reflexionar sobre tu dependencia del teléfono móvil, ya que incluso duermes en su compañía. El saber estar a solas contigo también es un arte que se pierde poco a poco. Ahora lo sustituyes por el afán de recibir mensajes continuos y de asomarte a la vida de personas, que muchas veces no conoces, para sentirte mejor.

Los artistas suelen contarte lo que pasa en su tiempo y también se han hecho eco de los avances tecnológicos a lo largo de la historia. Hoy te muestro cuatro obras que tienen diferentes teléfonos como protagonistas. Son las de Jules Cheret, Richard Lindner, Tamara de Lempicka y Maria Lassnig. ¡Ya suenan!

El teatrófono

Jules Cheret. Teatrophone. Cartel publicitario. 1896

Jules Cheret (1836-1932) fue un pintor y litógrafo francés que hizo muchos de los carteles de su época, incluido este del teatrófono. En su taller de litografías consiguió reducir a cinco tintas la técnica de impresión, abaratando costes y marcando claramente su estilo. Esto serviría de patrón a otros artistas como Toulouse-Lautrec. Durante 40 años creó unos 1.200 carteles para anunciar la cultura y los productos de moda parisinos. En este puedes ver, en detalle, este revolucionario invento.

El teatrófono era un sistema creado por Clement Ader para escuchar conciertos y obras de teatro en directo a través de un teléfono estéreo. Tenía dos audífonos que se aplicaban en los oídos y así se podía disfrutar del evento en la distancia. Increíble, ¿no? Hoy esto te parece prehistoria, pero no ha pasado tanto tiempo. Se presentó por primera vez en Paris en 1881 y estuvo activo unos cincuenta años. Alrededor de los escenarios había un complejo sistema de micrófonos que recogían el sonido desde muchas posiciones para ofrecer una sensación viva y real de lo que allí ocurría.

Funcionaba a través de una centralita conectada a los teatros y a la línea telefónica nacional y de “terminales” que estaban en lugares públicos (cafés, salones de hoteles, etc.) o en los hogares privados que podían permitirse algo tan lujoso. En los primeros, funcionaban con monedas: cincuenta céntimos costaban cinco minutos de escucha. Aunque había gramófonos y discos, la gran diferencia era escuchar el concierto o a los actores en puro directo. Hoy en día, algunos cines se encargan de este cometido y retransmiten óperas y ballets. ¿Te puedes imaginar lo revolucionario que fue en su momento?

La cabina de teléfono

(Opens in a new window)
Richard Lindner. Telephone. 1966. Neues Museum Nürnberg

Aunque el artista Richard Lindner (1901-1978) nació en Hamburgo pasó su infancia y adolescencia en Nürnberg. Sus primeros trabajos fueron en la publicidad y como ilustrador, actividades que ejercía paralelamente a la pintura. En 1941 se exilió con su mujer a los EEUU, cuando los nacionalsocialistas estaban en el poder. Lindner que era judío, pudo salvarse, pero su padre murió en un campo de concentración. En su nueva patria consiguió trabajar como ilustrador y publicista en las décadas de 1940 y 50. Esta actividad influyó poderosamente en su pintura de colores vivos y superficies simplificadas y también el vivir en directo el pop art americano.

Afíliate para desbloquear todo el contenido y disfrutar de extras especiales. Tu apoyo es valioso, ¡GRACIAS!

Quiero afiliarme ahora (Opens in a new window)

Topic Arte y objetos/animales

0 comments

Would you like to be the first to write a comment?
Become a member of Sin miedo al arte and start the conversation.
Become a member