Si existiera el paraíso, todas sus arañas serían artistas

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Estimada/o amante del arte:

Aunque el cine ha querido contarte que vives en el planeta de los simios, la verdad es que habitas en el de los artrópodos. No solo son los animales más numerosos, sino también los que han estado más presentes en todas las culturas y las representaciones artísticas desde hace 10.000 años. Recuerda el uso mitológico de las arañas, cuando Atenea se convierte en Aracne, la tejedora (p.ej. en el cuadro de Las hilanderas de Velázquez). O el uso simbólico de los indios norteamericanos y ciertas tribus africanas, en los que la madre-mujer araña es la creadora de la Tierra. Aquí te muestro arañas que han fascinado a algunos artistas.

Arañas que ríen o lloran

Mientras los artistas impresionistas dependían de la realidad del mundo exterior, los simbolistas buscaban los temas más allá de lo visible y se interesaban por el ocultismo, lo sobrenatural y lo misterioso. Al francés Odilon Redon (1840-1916) se le considera el artista simbolista más importante. Pero, por sus obras monócromas, es, sin duda, el padre de la iconografía del horror. Se inspiraba en el Bosco, los monstruos medievales y en Francisco de Goya y consiguió ser un artista único en su tiempo, por su gran fantasía.

Las arañas, riendo o llorando, forman parte de su repertorio de monstruos, que parecen salir de pesadillas o delirios; un arte siniestro que le hizo muy popular. Esta obra titulada Araña que llora, tiene 10 patas y rasgos humanos en su cara. Kafka se inspiró en ella para el personaje de Gregorio Samsa, el mismo que (en su novela) se levanta una mañana convertido en monstruo. Otros temas suyos son diablos, cabezas extrañas y ojos de cíclope o convertidos en globo. Redon es quien abre la puerta a los surrealistas, para que puedan representar en libertad todas las ilusiones del inconsciente.

Arañas como madres protectoras

La araña es un símbolo femenino en todas las culturas, es madre y tejedora, objeto deseable y temido (femme fatale), cuya telaraña une al ser humano con las divinidades. Para la artista Louise Bourgeois (1911-2010), las arañas son el punto central de su obra, el recuerdo de su madre protectora, quien junto a su abuela tenía un taller de restauración de tapices. Pero también son el recuerdo de su niñera, la amante de su padre que vivía bajo el mismo techo. Vivir la guerra de niña y un hogar desestructurado con un padre amenazante, marcaron los símbolos de su arte, que utilizó siempre como terapia personal.

Las arañas de esta artista son de gran escala, como en esta titulada Maman, de 10 metros de altura, que está delante del Guggenheim de Bilbao. Cuando la ves de lejos produce miedo, pero cuando entras entre sus patas, tienes la sensación de estar protegido. Louise Bourgeois se hizo famosa a los 70 años por la exposición que le dedicó el MoMa de NY. Pero vivió 29 más, en los que demostró la potencia de su obra tan personal y única.

Cuando las telarañas se convierten en arquitectura musical

Al artista argentino Tomás Saraceno (*1973) la parte que más le interesa de las arañas es su telaraña: la riqueza de sus formas y sus cualidades vibratorias, algo que el artista convierte en sonidos amplificados. En sus exposiciones, coloca cubos transparentes, bien iluminados, en los que miles de especies tejen sus telarañas, reaccionando a las vibraciones que provoca el espectador con sus pisadas. O reproduce con cuerdas negras la estructura de las mismas en el espacio expositivo, algo que combinada con alta tecnología, reproduce sonidos que obedecen también a la vibración de los visitantes.